lunes, 28 de abril de 2008

domingo, 20 de abril de 2008

Encuentro con la Benemérita.



Era una noche no demasiado oscura. La lluvia no caía incesantemente y el viento no aullaba ferozmente entre los árboles. Entre otras cosas porque ni hacía viento ni había árboles. Por una carretera secundaria despejada circulaba un coche. Dentro, tres mujeres. El asiento del acompañante estaba ocupado por nuestra Marián; lo que indica que algo desastroso, disparatado y desternillante (para los demás) está a punto de ocurrir. Al volante, su hermana y en el asiento de atrás, una pobre inocente cuyo único delito es ser amiga de ellas. De repente, el coche se para. Las tres chicas se miran un poco anonadadas y una pizca de miedo empieza a nacer dentro de una de ellas. Yoli, la conductora, es la primera en volver al mundo real. Es la más sensata y práctica y decide actuar en vez de dejarse llevar por el pánico. En el coche tan sólo hay un chaleco reflectante, por lo que tan sólo una puede salir del automóvil, y esa será Yoli. Se coloca el chaleco, y sale decidida a enfrentarse cara a cara con el problema. Al momento ven acercarse a una pareja de la Guardia Civil. Entre las amigas empieza a surgir el miedo de nuevo, pero una vez más, Yoli impone la calma. Los guardias se ofrecen a ayudar. Yoli pide a Marián que abra el capó. Marián alarga su mano y mira indecisa a la cantidad de botones que tiene el moderno coche de su hermana. Los tres de fuera se impacientan. Entonces, impulsada por la ansiedad y confiando en su intuición Marián pulsa un botón situado bajo el volante. De repente el coche comienza a moverse sólo. Los dos guardias son incapaces de reaccionar y quitarse de delante del coche, que poco a poco les gana terreno y se les va echando encima. Todos gritan, ¡ Dale al freno, dale al freno!. Pero Marián tan sólo puede pensar en lo mal que le sentaría el uniforme de presidiaria y no consigue reaccionar. Los guardias cada vez más nerviosos siguen intentando no ser atropellados haciendo fuerza con sus manos. ¡El freno, el freno! se sigue oyendo. Finalmente en un atisbo de lucidez Marián se lanza hacia los pedales de los pies del asiento del conductor, y allí con sus propias manos pisa el freno. Los dos guardias están a salvo, pero...¿y ella?. ¿Qué será de ella después de haber estado a punto de atropellar a dos miembros del cuerpo de seguridad del estado? Nada, no le ocurre nada. Nuestra heroína tiene el poder de caer en gracia incluso a seres de este tipo. Ellos se parten de risa y se alejan comentando la equivocación de la chica, y seguramente pensando en la reacción de sus amigos cuando conozcan la anécdota. Por cierto, en cuanto se le tocó un poco allí y un poco allá el coche volvió a funcionar. Pero cuidado, benemérita, Marián está ahí fuera, y además, tiene carné de conducir.

domingo, 13 de abril de 2008

Nueva sección...

Presentamos nueva sección para nuestro blog. Un espacio dedicado a las historias de Marian, una niña pequeña de 25 años. Su vida está llena de continuas anécdotas de lo más disparatadas. Es difícil pensar que todas esas cosas pueden sucederle a una sola persona, pero es así, por ello hemos decidido dedicarle un espacio, porque se lo merece. Además, creemos que es divertido compartirlo con vosotros, así nuestras risas serán vuestras risas.



jueves, 10 de abril de 2008

No Son Siete Días.



A veces pasa, el mundo deja de existir. A alguien se le olvida poner un nuevo rollo en el reproductor, y para cuando se dan cuenta lo único que pueden hacer es poner una imitación de él mientras buscan el mundo real. En esos falsos días todo va lento. Los coches, la gente, los colores, el sonido. Lento. La gente tampoco es gente, sólo prototipos, reflejos humanos, algo así como la reina que veía Alicia a través del espejo. Y por eso todo va al revés, porque todo lo vemos a través de un espejo. Los que te rodean hablan un idioma muy bajito, tanto que piensas que lo hacen adrede para que no te des cuenta de que no es ninguno conocido. Eso es porque ellos no son de este mundo. Hablan una lengua totalmente ajena a él. Están aquí sólo para hacer relleno, mientras recomponen el día y a las personas reales. Ahora alguien les deberá un favor. ¿Quienes son? Qué importa, somos sus muñecos, algo con lo que experimentar y divertirse. Somos el garbanzo que duerme sobre un algodón dentro de un bote en la repisa de la clase de primaria. Somos las hormigas en una granja de hormigas. Pero al final el garbanzo germina y el niño se hace demasiado mayor para seguir "criando" mascotas que ni siquiera son capaces de devolverle la pelota cuando se les lanza. ¿Cuándo nos pasará a nosotros? Quien sabe. En fin, mientras tanto, sigamos siendo garbanzos y miremos la lluvia. Ya termina.

jueves, 3 de abril de 2008


¿Qué más hay? no hay nada más, unicamente soledad.
Me gusta la soledad, es pensamiento y paranoia, me siento bien, quiero volver, aunque no me entiendan, sé que es difícil entenderlo pero deben hacerlo.
Libertad que se esconde, en soledad yo la encuentro, viajo por deseos escondidos y callados, viajes inimaginados. Tristeza no hay.
En el mundo hay más, y yo quiero más. Imaginar.