viernes, 16 de mayo de 2008

Isla Desierta.


Sucede a veces que nos cansamos del mundo. Nos parece todo tan artificial, tan monótono, tan dañino que la única idea que tenemos en la cabeza es una que suena "puff" y no paramos de fantasear con la idea de desaparecer, de dejarlo todo y buscar una isla desierta; como la que encontró aquel naufrago del que nos habla Ismael Serrano. Una isla donde no se conozcan las leyes por las que se rige el mundo moderno, una isla donde ni siquiera las haya, puesto que al ser tú el único habitante no tiene mucho sentido. Una isla donde no haya guerras, ni violencia, ni injusticias. Donde no se escuchen voces de odio, ni llantos de desesperación (excepto el tuyo en alguna ocasión). Una isla en la que no vas a "sobrevivir" sino a "vivir" en toda regla. Una isla, tu isla. Pero, al fin y al cabo, ¿Qué puedes hacer? seguir soñando con ella. Esa isla existe sólo en tu mente. Jode un poco, la verdad, pero por mucho que lo desees nunca estarás en ella.¿Qué se le va a hacer? Pero soñar, al fin y al cabo es gratis y así te entretienes y te escapas de la realidad, hasta que, mencionando de nuevo a Serrano, sin saber cómo ni cuando, algo te erice la piel, y te rescate del naufragio. Sea eso posible, o no.


(Por cierto, el vídeo del naufrago de Ismael Serrano lo podéis encontrar en el blog de Nuria, tan sólo pinchando en la lista de blogs que hay en la derecha de éste, para los pocos que no lo conozcáis. Merece la pena verlo)

miércoles, 14 de mayo de 2008

¡¡¡¡Gracias!!!!



Hoy no era un día demasiado bueno, la verdad. El stress, la universidad, el trabajo, los exámenes que se acercan y para los que no me siento en absoluto preparada, los mil libros que tengo que leer (bueno, quizás he exagerado un poco, sólo son 998) el humo y el ruido de la ciudad, que hoy parecían más molestos que nunca, una sensación extraña de escalofríos en el cuerpo...en fin, para qué seguirte contando. Hoy ni siquiera me apetecía quedarme un rato relajándome en el césped como suelo hacer, así que me fui directamente para casita, dispuesta a meterme en la cama, sin molestarme siquiera en almorzar...¡ni eso me apetecía! Pero al llegar, pensé conectarme al ordenador un momento, para ver si un profesor me había mandado unos apuntes como prometió hacer. Y resultó que sí, allí estaban. Pero no sólo estaba su correo, también entre otros vi el tuyo. Ya de primera una buena sorpresa, muy agradable, sí señora. Ponía bien clarito "Beatriz"

Pues directamente lo abro (antes que el del profesor, claro) y resulta ser una muy divertida y agradable tarjeta animándome para los exámenes. Una tarjeta tuya!! Dándome fuerzas!! Me hizo sonreír, pero sonreír de verdad, y acordarme de todas aquellas horas que pasábamos tumbadas bajo las palmeras de la facultad con los ojos medio cerrados imaginando que estábamos en una playa jamaicana. Ja, ja, ja, vaya dos colgás! Y no sólo pensé en aquello, también pensé lo genial que es que aún sigamos en contacto a pesar de no tener demasiado tiempo para quedar, a pesar de andar siempre exprimiendo los segundos para convertirlos en minutos y los minutos para convertirlos en horas. En serio, lo de hoy ha parecido cosa de magia, como si supieras que la cosa no estaba demasiado animada. Por eso quiero darte las gracias, por seguir ahí, por seguir interesándote por mí (aún cuando las dos sabemos que fue mi maldición la que te echó de la facultad) por esforzarte por encontrar un hueco que compartir conmigo...no sé, por todo, por estar ahí. Así que...Gracias Bea!! Espero que te salgan muy bien los exámenes, que tengas mucha suerte (aunque no la necesitas, eres incluso mejor gimnasta que filóloga) y por supuesto, que nos veamos pronto, muy pronto, que te hecho de menos amiga. Así que...ya sabes, muchos besitos, y aunque parezca un tópico...¡No cambies nunca!.

sábado, 3 de mayo de 2008

La caquita que un día dejó caer a Marian

En un día nublado y lluvioso, iba Marian paseando por las calles de Sevilla, por suerte para nuestra amiga había parado de llover, aunque aún se notaba el suelo y el ambiente mojado. Acababa de salir de trabajar, con un hambre espantosa, cansada y con sueño. Caminaba muy rápido, con miedo a que el cielo quisiera descargar de nuevo su ira, y la cogiera a ella de camino al tren.

Los coches pasaban cerca de ella, coches y más coches. Marian seguía caminando y solo pensaba en que ya faltaba menos, cada vez menos para comer... umm... cómo adora comer!! chocolateeeee...

De pronto, el suelo comenzó a parecer resbaladizo, se balancea a un lado y a otro, intenta mantenerse en pie pero cada vez le es más difícil, una pierna por un lado... la otra no consigue mantenerse pegada al suelo y... Marian pierde el equilibrio.

Cuando se dió cuenta estaba tirada en suelo, había pisado una caquita de perro!! Había resbalado con una caca de perro enmedio de la acera!! y la lluvía tampoco muestra su apoyo a continuar en pie.

Pero lo peor aún estaba por pasar... Cuando aún estaba en la acera tirada y se disponía a levantarse escuchó una voz. La voz procedía de un chico moreno y guapo y latino, como ella le gustan!!, que conducía un coche descapotable, y del cual Marian se quedó impregnada enamorada. El chico se dirigió hacia ella y sacó su cabeza por la ventana, y solo le dijo "Vaya, he tenido que parar el coche, con tantos resbalones y balanceos no sabía si caerías o no, y si caerías a la carretera o a la acera, no fuera a atropellarte :D"

Marian avergonzada solo pudo entornar una sonrisa e inclinar la cabecita, con sus pómulos sonrosados por la vergüenza. El chico se marchó dejando a Marian tirada en el suelo y mientras ella miraba como se alejaba, Marian se puso en pie, y continuó caminando hacia el tren.